domingo, 19 de septiembre de 2010

EL SACRIFICIO DE LA VIDA


La falta de viviendas en el Oeste de la capital neuquina es notable. Tanto que ha sido el principal caballito de batalla de las últimas gentiones municipales, que poco han hecho para remediar la situación.
Basta recorrer las zonas más periféricas de la ciudad para entender su problemática y contextualizarla. Trabajo que realiza desde hace 12 meses un grupo de jóvenes voluntarios agrupados en “Un techo para mi país”, organización no gubernamental con asentamiento en siete ciudades argentinas y 18 países latinoaméricanos.
Su misión es clara: ayudar a los que menos tienen. Y lo hacen mediante un Modelo de Intervención Social (MIS) que comprende la realidad de los asentamientos y de las familias que viven en ellos desde un enfoque de vulnerabilidad social.
Luego, en base a este patrón, la ONG desiña estrategias de intervención que apuntan a provocar un cambio significativo en las familias, permitiéndoles contar con herramientas y capacidades efectivas para superar su condición actual y salir de los asentamientos de forma autónoma.
El modelo cuenta con tres etapas de trabajo: construcción de viviendas, habilitación social y comunidad sustentable, punto que sólo se alcanzó en Chile tras 15 años de esfuerzo.
“Pretendemos erradicar la pobreza mediante un plan de acción no existencialista que busca que los vecinos en situaciones desfavorable sean los protagonista del cambio”, menciona el voluntario Diego Santoni, mientras relojea cómo el grueso de sus compañeros levanta una casa de madera en pleno corazón neuquino (Avenida Argentina y Monumento a San Martín) en el marco de una campaña de concientización social. “Buscamos la integración de los diferentes actores sociales: jóvenes, empresas, sector público, medios de comunicación y la sociedad en general, para terminar con la injusticia de la pobreza", agrega y explica que integrar significa no excluir a ninguna persona o institución, cualquiera sea su condición social, religiosa o política. "La diversidad de los actores es indispensable para establecer y reforzar las bases de un esfuerzo conjunto”, aclara.

Entregar tiempo de uno
Debajo de su insignia -chaqueta azul- y detrás de una prominente y espesa barba se encuentra una persona abatida, pero no resignada. Cansancio que es producto del esfuerzo diario de alguien que pretende lograr un cambio, al menos mínimo, para poder caminar por un Neuquén más justo, igualitario, equilibrado.
Comenta que hasta el momento se han construido 55 casas y que hay otras 30 planificadas para lo que resta de 2010. También que según un relevamiento de la ONG, en la capital hay alrededor de 60 tomas y que la conformación de cada una de ellas se estira año tras año. Menciona, además, que acá son 700 los adherentes de "Un techo para mi país", aunque activamente trabajan unos 80. “Estamos buscando a los otros 620”, remarca sonriente.
Diego frena unos segundos su discurso, se quita con su mano derecha pequeñas gotas de sudor que comienzan a ocupar espacio en su rostro y asegura que la principal desventaja en Neuquén es luchar contra el asistencialismo. “Es un estilo de vida que está muy arraigado al ser neuqino, es algo que nos cuesta modificar. Nos encontramos, por ejemplo, con tercera generaciones de plan trabajar o de gente que espera recibir una chapa o una bolsa de alimento”, expresa y remata: “Nos cuesta hacerles entender que deben esforzarse para obtener sus propios bienes, capacitarse, trabajar independientemente de lo que reciban”.
Mientras habla no puede despegar sus ojos del trabajo del resto de los voluntarios. Atónito observa a la gente que se acerca y recorre la principal calle de la ciudad sin entender por qué una casa de madera comienza a tomar su forma real frente al Palacio Municipal.
“Queremos que la gente se pregunte qué hacemos y por qué estamos construyendo una vivienda en este lugar. Queremos que la gente se despierte y conozca la realidad de miles de neuquinos, porque si bien la situación está en cada rincón argentino, nosotros somos de acá y vivirlo en carne propia es tristisímo”, afirma.
Es viernes. Son las 19 y las sensaciones se multiplican. Diego se despide y retoma su actividad. A su alrededor decenas de chicos con insignias azules caminan Avenida Argentina acudiendo a la solidaridad. En el centro de ellos una prominente casa de madera se abre paso entre la multitud y comienza a ser iluminada por las farolas de la ciudad. Luces que pretenden iluminar el interior de los que más tienen para ayudar a los que casi no tienen. Para que este sacrificio le sirva mañana de techo a quienes viven hoy a la intemperie.


INFORMACIÓN NUMÉRICA

18. Los países en los que trabaja la organización “Un techo para mi país”. Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay.

7. Las ciudades argentinas que cuentan con voluntarios.

2. Los barrios neuquinos en lo que se aborda la problemática: 7 de mayo y Los Hornos.

700. La cantidad de voluntarios inscriptos en la base de datos de Neuquén.

80. Los voluntarios que están abocados en forma permanente.

1. El año que llevan trabajando en la capital neuquina.

3. Las etapas de trabajo: construcción de viviendas, habilitación social y comunidad sustentable.

55. Las casas ya cosntruidas en Neuquén capital.

70.000. Las viviendas de mergencia levantadas por la ONG.

250.000. Los jóvenes voluntarios integrados en la organización no gubernamental.

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