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CUARENTA AÑOS EN TIERRA PATAGÓNICA

Mario García se autodefine como un trabajador incansable y un amante de la buena música: el tango. Llegó a la ciudad de Neuquén acompañado por sus tres hijos en dos oportunidades. La segunda, a principios de 1969, fue definitiva.


Mario García vive en la capital neuquina desde hace 41 años, cuando llegó para trabajar en la obra hidroeléctrica de El Chocón. (FOTO: Espinosa, Claudio)

“Tirao por la vida de errante bohemio estoy, Buenos Aires, anclao en París. Cubierto de males, bandeado de apremio, te evoco desde este lejano país”. Estas son las primeras letras que escogió Enrique Cadícamo para darle origen al tango “Anclao en París”, canción que está incorporada en la vida de Mario García desde que desembarcó en tierra neuquina en la década del ‘60.
Con sus 81 años a cuestas y con más de 40 en la ciudad, este personaje que un día decidió dejar su Navarro natal asegura no estar arrepentido de la decisión y dice que si tuviera que retroceder en el tiempo lo volvería a hacer. “Ésta es la tierra que me dio una oportunidad, casa y la que hoy me permite estar rodeado de mis mejores afectos, mis tres hijos y mis cuatro nietos”, afirma, mientras pregunta qué parte de su historia nos interesa escuchar.
Su contacto con la barda tuvo diferentes etapas. Cuenta que en 1962 abandonó Buenos Aires en busca de una salida laboral, tranquilidad y prosperidad, porque allá ya estaba todo hecho. Dos años más tarde, y luego de desempeñarse para una empresa caminera, Mario entendió que el presente no era tal como se lo imaginaba y regresó a su retoño, a su ciudad de origen. Sin embargo, a los cuatro años -1968- decide venirse nuevamente. Decisión que termina de rubricar en enero de 1969, cuando llega para ser parte de la la obra hidroeléctrica El Chocón. “De ahí en más no me moví de acá, donde estoy feliz”, dice.
Recuerda que cuando piso Neuquén por primera vez la ciudad no contaba ni con 10 mil habitantes. “Era un pañuelo”, describe con una risa picarona, para luego explicar que por ese entonces se extendía desde la calle Tierra del Fuego hasta la Salta y desde la vía hasta el Hospital, aunque las últimas casas eran la de los militares. "Ahí se terminaba todo, el resto era puro monte, ripio y barda”, aclara.
Dice que trabajar en Neuquén era una ventaja porque al contar con días largos se ganaba tiempo y podían hacer más horas de las habituales. “Cuánto es lo máximo que puede trabajar un hombre en un día”, pregunta Mario, para rápidamente contestarse “¡24! Tantas horas como las que dispone un día. Bueno, yo debo ser una de las pocas personas que metió 25”, confía mientras su rostro, por un instante, se pone rígido y hasta su cara denota sorpresa. Repite el número varias veces y en tonos cada vez más elevados. Explica que no miente y que la desconfianza le permitió ganar varias botellas de Cinzano. "Se dio por una casualidad del destino", menciona. Resulta que el día que ingresó para cumplir una guardia de 24 horas, el Poder Ejecutivo decidió retrasar el reloj 60 minutos.

La llegada
Tras 30 horas de tren, Mario llegó en su última expedición a Neuquén, donde en El Chocón lo esperaba la ficha 061. Menciona que estar en la obra fue duro por las condiciones adversas y que ahí conoció a Don Jaime de Nevares, aunque ya no como obrero sino como vendedor de billetes de lotería y comisionista.
“A los tres meses que llegué renuncié. Es que me pusieron a trabajar de noche, y como yo ya vendía Lotería el horario no me permitía hacerlo. Presenté el telegrama y me vine a Neuquén. Desde acá iba a vender billetes y les hacía de comisionista a los empleados de la obra. Con eso vivía. Así fue mi vida hasta que se terminó El Chocón”, indica.
“Todo lo que tengo lo disfruto; nunca podré arrepentirme de lo que me dio este lugar”, dice y agrega que en “todos estos años que camino la ciudad encuentro un crecimiento bárbaro. Dejó de ser un pañuelo; hoy es una cosa enorme, que se extiende hasta Cipolletti, Centenario y Plottier. Todo lo que antes era chacra hoy son barrios”.
“Cómo nos cambia la vida”, decía Gardel. Y eso parece sentarle bien a Mario, quien se atreve a a afirmar que no volvería a vivir “ni a gancho” en su Buenos Aires natal porque que acá está cómodo, tranquilo y rodeado de su familia. “Pienso quedarme acá...dónde queres que vaya con mis 81 pirulos a cuesta. Acá tengo todo, hasta mi casa, que pareciera ser mi propia estancia”, sostiene, mientras sonriente nos señala el patio, su árbol, la parrilla y el garaje.
Por momentos Mario se olvida del diálogo y hace de su relato un monólogo. De lo que no se olvida es de la letra de Cadícamo. Y vuelve a traer aquel tangazo: “¡Quién sabe una noche me encane la muerte y, chau Buenos Aires, no te vuelva a ver!”.


RECUADRO
¡¡¡SALE O SALEEEE!!!

Entre sus anécdotas, Mario tiene una que merece ser contada. Fue el primer vendedor de Lotería de El Chocón y el que premió por primera vez con la grande. El afortunado no fue otro que él. Causa sorpresa, pero es verdad.
Comenta que cuando trabajaba en la obra hidroeléctrica tenía tiempo libre y necesitaba ocuparlo con algo que le diera beneficios económicos. Por eso pidió permiso para vender billetes y logró que en la capital le dieran por semana 10 enteros divididos por quintos, a consignación.
“Un día pasa un capataz, el número 2, y me pregunta: ''Y chango, te queda algún numerito con el 5''”. “Sí, me quedan dos Don Ríos”, le digo. Recuerda que cada fracción valía 1,20 pesos y que a Ríos sólo le alcanzaba para uno. “A pesar de mi insistencia por darle todos y que después me los pagara, no quiso. Le corté uno y el resto me los guardé en el bolsillo. Cuando vengo a rendir a Neuquén, la chica me dice que salió el 5, el 7685. Y ese era el número que tenía. Fue un momento de mucha emoción. Me pagaron, y como tanta plata me molestaba en el bolsillo la puse en el Banco Nación”, dice aún sorprendido.


Feliz de su patio, Don García señala el interior de su vivienda, ubicada en el barrio Alta barda, y habla de su árbol. (FOTO: Espinosa, Claudio)

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HISTORIA CON SELLO MAPUCHE


La permanente polvareda pinta el cuadro de una localidad tranquila, silenciosa y de movimiento reservado. Sus calles sin asfalto tornan por momento imposible el trabajo doméstico y ceden lugar a la siesta, tradición inquebrantable que se mantiene en pie. El ruido está ausente; al igual que el transitar de los autos. Los vecinos caminan y se saludan constantemente. Las charlas en las humildes veredas y viviendas despintadas parece una cuestión de principios. También el mate. Todas cualidades de El Huecú, localidad cabecera del departamento Ñorquín, situada a 380 kilómetros de Neuquén capital y a 93 de Chos Malal, la ciudad más antigua de la provincia.

Pero El Huecú es más que un pequeño pueblo del norte neuquino. Rodeado por dos comunidades mapuche (Maripil y Mañke), se convirtió en el primer municipio de la provincia en tener presupuesto participativo y en reconocer, a partir de 2004, a esos pueblos como originarios. Para algunos, fue el premio final de una intensa lucha. Para otros, un incentivo, un sueño cumplido, en el todavía largo camino hacia el reconocimiento pleno en todo el país.

El mejor ejemplo es Carlos Maripil, lonko de la comunidad Mañke (Cóndor), quien desde hace cinco años participa como un integrante más de las sesiones del Concejo Municipal sin haber sido elegido por el sufragio popular, pero con voz para hacerse oír y con voto en las acciones que son de su incumbencia comunitaria. Algo no menor, debido a que es el primer caso de la provincia y, según su propio registro, el único en la Argentina.

Tranquilo, pausado y con un reiterativo vocabulario, Maripil expresó que el lugar que hoy ocupa se lo debe al sacrificio de décadas. Y reconoció que no es común ver a un mapuche sentado en una banca, analizar proyectos, opinar sobre ordenanzas e interiorizarse en cuestiones que le competen al Ejecutivo. “Es un lugar de privilegio, de merecimiento, de mucha lucha dejada en el camino; un espacio que aprovechamos con dedicación en defensa de nuestros principios como pueblo”, afirmó la máxima autoridad de su comunidad. Sin embargo, nada de eso le hace olvidar las penurias pasadas, en momentos en los que una parte de la población se oponía a darles espacio dentro del Municipio.

“Que hayan pasado los años y sigamos firmes en nuestro rol muestra, en parte, el crecimiento”, remarcó el edil, quien sin pausas acotó: “Es importante lo que hacemos y lo tomamos como parte de nuestro crecimiento. Nos permite sumar sabiduría y educarnos en una nueva función, la cual nos pertenece, por historia”.

Respeto y reconocimiento, dos palabras indispensables en la comunicación de este jóven de tan sólo 36 años que se traslada a lo profundo de su comunidad. Unidad, su bandera. “Hemos valorado nuestra ideología como comunidad mapuche y fuimos haciendo respetar los derechos del pueblo originario. Todo sirve, la experiencia es importante. Para nosotros, que las cosas nos cuesta siempre el doble, lo que realizamos hoy es muy valorable. En la actualidad somos más respetados en El Huecú y ya nadie hace esto o aquello sin la participación mapuche”, comentó con una mueca de sonrisa que empieza a dibujársele en su rígido rostro. Y aclaró que para integrar el Concejo Municipal tuvieron que aceptar toda clase de diferencias, desde sociales hasta humanas. Eso los hirió, pero no les destruyó el sueño.

Aguantar las discrepancias

Los pasos lentos son sinónimo de sus luchas. La tranquilidad su estampa. Su claridad su fortaleza. Y el interés por mantener vigente al pueblo originario su vida. “Mi representación es importante porque es una de las maneras en que el lonko, al igual que otras autoridades, ejerce su derecho. Para ocupar este lugar tuvimos que trabajar un montón, recuperar la historia y trasladarla al conjunto de la comunidad”, manifiestó Maripil, a lo que agregó: “No debemos ni deseamos estar aislados de la sociedad, por eso siempre estaremos agradecidos por la oportunidad brindada”.

El inicio en su nueva función no fue sencillo. Y lo reconoció. Desde el principio debió saltar piedras y derribar barreras por su desconocimiento en la materia. Por eso, el municipio le brindó las herramientas necesarias para conocer los movimientos legislativos.

“Apuntamos a que los gobiernos municipales, provinciales y nacionales reconozcan la existencia de los pueblos originarios con su cultura, su historia y su existencia”, afirmó.

Con su corta edad ya hizo mucho. Lo sabe mejor que nadie. Pero prefiere resguardarlo en su interior. Tan sólo se animó a mencionar que el crecimiento es paulatino y que se aprende del día a día. “Pude aprender cómo se maneja un municipio y cómo se tratan los diferentes temas, además saber qué es un proyecto, su proceso de elaboración y cómo se ejecutan las ordenanzas una vez sancionadas. Todo eso lo bajo a mi comunidad para que ellos también aprendan y trabajen a mi par”, reconoció.

La cara de Carlos Maripil demuestra confianza. Y sus afirmaciones lo confirman. Su mirada se detiene en uno de los temas del Orden de Día que repasa con un minucioso vistazo. La lectura es acompañada por reflexiones que, como toda expresión que impulsan sus cerrados labios, tienen un mensaje inesperado. “Esto nos dio una identidad, lo cual es muy valorable”, subrayó mientras el índice de su mano izquierda señalaba el ingreso al Municipio y su mirada se pierde en la reluciente wenufoye (insignia mapuche) que flamea a la par de la argentina y la neuquina. “Ser el primer lonko en tener representatividad dentro de una Comisión Municipal tiene algo de extra, pero no me quedo en eso. Es un hecho histórico, por ser el primero en Argentina sin haber participado de una elección, pero no me quedo en eso. Hace años que pedíamos esta oportunidad, pero no me quedo en el pasado. Quiero luchar por la existencia de mi comunidad, por el reconocimiento como pueblo originario, y para ello esto fue una puerta de entrada, sólo había que animarse a ingresar”, deslizó ya en el interior del recinto comunal.

La utoridad máxima de los Mañke tiene en claro cuán grande es el espacio conseguido en El Huecú. También es consciente de la importancia que tiene representar una comunidad con metas claras y luchas constantes. Pero sobre todo, conoce los principios y objetivos que tiene sobre sus espaldas. Y eso es lo que defiende cada 15 días sentado en una de las siete bancas del recinto de sesiones municipales (tres concejales son del partido gobernante, el Movimiento Popular Neuquino; dos de la minoría y desde hace dos años lo acompaña su par de la comunidad Maripil).

La de hoy no será una sesión más. Planteará nuevas preocupaciones de su comunidad. Por eso, como casi siempre, Carlos llega en bicicleta vistiendo una simple campera, jeans y zapatillas deportivas. Saluda y pide el Orden del Día, previamente analizado y puesto a discusión en el seno de su corporación. Se encierra en un reducido espacio pegado al recinto de sesiones. Lo estudia minuciosamente. Verifica que estén sus planteos. Se presenta a su banca. Participa, entrega sus visiones y luego de horas de diálogo se lo ve levantar las manos. Eso certifica que se trató un tema que los involucra. Saluda una vez más y se retira, pedaleando. Atrás queda el municipio con sus tres banderas flameando. Pero también las huellas de sus pasos que mantienen vigente al pueblo mapuche: la comunidad que brega por encontrar el reconocimiento de toda la sociedad, y por lo que tanto pelean.

RECUADROS

SUS PEQUEÑOS PASOS EN EL CONCEJO    

* Logró convertir la Municipalidad en intercultural.

* Consiguió que se izara la bandera mapuche en todos los organismos que dependen de la Municipalidad, al igual que en algunos organismos públicos e instituciones escolares.


* A partir de una ordenanza se reemplazó el nombre de la calle Julio Argentino Roca por José Mañke Cajucal, primer lonko de su comunidad.

* Su comunidad y otras pasaron a tener el reconocimiento como pueblos originarios.

* Instaló temas relacionados al cuidado del Medio Ambiente, donde se puso énfasis en enseñarles a los chicos a separar la basura por orden de clasificación.

* Logró que los tutores brinden capacitación para niños con bajos rendimientos escolares.

* Se consiguió (con el apoyo de la mayoría) que el secretario de la comunidad, integrante de la planta municipal y representante de la Federación Mapuche, se aboque dentro de la comuna a trabajar sólo en aquellos temas relacionados a los pueblos originarios.


# SIGNIFICADOS QUE LOS DISTINGUEN
“Ser mapuche significa ser dueño de la tierra, porque mapuche viene de gente del lugar. Nos sentimos que pertenecemos a esta tierra, la Ñake Mapu (Madre Tierra)”, dijo Carlos Maripil, a lo que acotó: “También es ser libre y poseer de todo. Es tener nuestra propia cultura sin que nadie nos la impida”.

Por un instante deja sus funciones municipales y viaja a interior de su corporación, donde posee un cargo prestigioso. “Tener la responsabilidad de ser el lonko de la comunidad es un proceso muy lindo, pero a la vez difícil. Estar al frente de ella con mi corta edad es muy valioso, no sólo hacia mi persona sino también hacia mis antepasados”, aclaró.


# SU COMIENZO
La comunidad mapuche presentó en el año 2004 un proyecto de ordenanza para que se los considere parte del Concejo, el cual fue aprobado como tal dos años más tarde. “La aprobación de la propuesta que presentamos fue importante porque nos otorga un papel que merecemos: ejercer el derecho que tenemos como comunidad. Pero también es reconocer la historia, una manera de reconocer a los pueblos originarios como tales”, remarcó Carlos Maripil.

Así, lonko de la comunidad Mañke participa desde hace tres años de manera activa en el Concejo Municipal de El Huecú, tomando conocimiento, analizando las cuestiones municipales y poniendo en discusión las preocupaciones de su “pueblo”.


# LA BANCA DE HONOR
Carlos Maripil participa de las sesiones dentro de la Comisión Municipal de El Huecú -lo que en otras ciudades es el Concejo Deliberante-, con voz y voto. Sin embargo, su voto se restringe sólo a los temas que están vinculados con su comunidad.

“Hay temas que son sólo municipales, donde no puede levantar la mano porque no son problemáticas que le aquejan”, expresó Rodolfo Canini, ex intendente de El Huecú e impulsor de la iniciativa.

El actual diputado provincial por Unión de los Neuquinos (UNE) recordó que todo comenzó por una preocupación propia de las comunidades “quienes se veían discriminadas y sentían que no se las tenían en cuenta ni para los actos políticos”. De esta manera, Canini empezó a elaborar esta propuesta junto a ellos y poco tiempo después se hizo real. “Hoy se ven los resultados. Hace 20 años, me atrevería a decir que El Huecú era una sociedad racista, porque si bien existían las comunidades sus integrantes no formaban parte de ninguna organización social. Y hoy no sólo forman parte de ellas, también tienen participación y decisión dentro del Concejo”, contextualizó ex jefe comunal.

“Es muy valorable, porque si bien hay temas en los que no doy mi voto, sí puedo participar, escuchar y opinar. Tener una silla y ser reconocido como concejal es lo que más rescato”, acotó Maripil.

Por Pablo T.

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Opinión

A preguntas culturales, respuestas políticas

Por Susana Rodríguez (*)

La encuesta complementaria de los pueblos indígenas realizada en nuestro país en 2004/05, reveló que hay 600.329 personas que se reconocen como pertenecientes a los Pueblos Originarios. El más numeroso es el mapuche, con un registro de 11.300 en diversos espacios que comprenden las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, La Pampa y Buenos Aires. En su mayoría, están en zonas rurales ocupando territorios desde hace mucho tiempo con el sentido de pertenencia a la tierra que es propio de la relación que naturalmente establecen desde su cosmovisión. En otros, se van juntando en las ciudades o centros poblados más próximos a sus lugares de origen, como es el caso de la capital neuquina, donde conforman un núcleo importante. Han pasado a ser, digamos, los mapuches urbanos.

En el caso que nos ocupa, la localidad de El Huecú, al norte de la provincia, el mismo ejido está dentro de las tierras de la comunidad. Aquí diríamos que no fueron ellos el centro urbano sino que el Municipio entró en los espacios que ancestralmente ocupaban (y ocupan) las comunidades Manqui y Maripil. Analizando esto, a veces nos parece que en Neuquén hay algunos atisbos de pluralidad política: desde 2002, con la realización del presupuesto comunitario participativo en esa Municipalidad, se incluyen dentro del Concejo Municipal a los lonkos (jefe/cabeza) con voz para hacerse oír en sus asuntos y con voto en las acciones que son de su incumbencia comunitaria. En esta localidad, la población mapuche alcanza el 40% del total, y esto, considerando sólo los que se reconocen como mapuche, ya que hay algunos que todavía sienten sobre sus espaldas el peso de un estigma que los hizo ignorar o despreciar su paso cultural.

Este caso ha sido un verdadero ejemplo de convivencia política armónica que ha surgido como respuesta ante las circunstancias de una vida marcada por la interculturalidad. Es decir, por un proceso sumamente dinámico, que contiene a dos o más culturas que comparten un espacio geográfico y que está atravesado por los constantes cambios que marcan el ritmo de la sociedad que las contiene. Hay una interacción contínua que es producto del devenir cotidiano que se refleja en las relaciones sociales ya sean de vecindad, de trabajo, de estudio, de escolaridad, de diversión y disfrute del patrimonio cultural, natural, histórico, arqueológico, etc., que es imposible evitar. En este juego propio de vivir en sociedad, es cuando se construye, incluso, la tan mentada identidad. Claro que en un país como el nuestro, en el que costó mucho reconocer raíces indígenas en su población, resulta por lo menos raro, cuando no ajeno, este fenómeno.

Lo destacable en El Huecú es que antes de la reforma de la Constitución Provincial, febrero de 2006, con la inclusión del artículo 53 que reconoce su pre existencia, se le dio participación activa en uno de los órganos de gobierno para que fueran escuchadas sus demandas y satisfechas en un trabajo conjunto.

Sin embargo, a raíz del cambio de color político, desde diciembre de 2007, han llegado algunas modificaciones que, a mí entender, debilitan esta coyuntura que veíamos como muy auspiciosas; y a pesar de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, aprobada en 2007, continúa el avance de particulares sobre sus tierras.

En una comunidad de alrededor de 1.800 habitantes, compuesta por unas 300 familias, es fácil comprender el rol protagónico que obtuvo el pueblo mapuche con su participación en las decisiones de gobierno. La perseverancia en la reivindicación de sus reclamos hará cada día más fuerte la presencia de los lonkos y su gente.

Esa respuesta política que El Huecú supo dar, debe sostenerse en el tiempo, mejorarse en la conducción y fomentar una verdadera participación en todos los asuntos que signifiquen toma de decisiones en la afectación de sus derechos. Es un claro ejemplo de la interculturalidad puesta a prueba el ver flamear en los mástiles de la Municipalidad y las escuelas junto a la bandera argentina y la neuquina, la wenufoye (bandera mapuche). Si bien es perfectible, es un modelo a seguir.

Para las preguntas culturales, las respuestas políticas debe ser el wewpin (escucharnos).

(*) Profesora y Licenciada en Antropología; especialista en Prehistoria por la Universidad de Cantabria, Santander, España. Además, es Profesora Asociada Regular de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).

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EL LEON HACE RUGIR A LA PATAGONIA



Cuando de pasión se trata nada es imposible. Más aun si hablamos en parámetros futbolísticos y de un club como Estudiantes de La Plata. El mejor ejemplo es el amor que desprenden sus simpatizantes en cada rincón del país. Y particular es el que se palpita en Neuquén, donde más de 300 hinchas gozan y lloran por el presente del equipo dirigido por Alejandro Sabella.

Sentimientos que se vieron encontrados el 16 de noviembre de 2003, fecha en que un grupo de “pinchas” vio concretado un sueño que traía años de gestación y encuentros informales. Ese día quedó oficialmente conformada la filial en territorio neuquino. “Fue un momento emocionante. Tuvimos una fiesta que contó con la presencia de 180 personas y recibimos una placa recordatoria. Fue una especie de encuentro familiar, como bien lo marca la historia de nuestro club”, recuerda Ramiro de los Ríos, presidente de la filial Pinchas del Neuquén, quien, además, reconoce que “todo comenzó con un mensaje radial dejado por un fanático (Geronimo Pauletti) lo que derivó en posteriores reuniones e intercambios de mail con hinchas patagónicos. “Fue increíble, Geronimo tenía una lista de direcciones de correos electrónicos la cual detallaba quiénes eran de Estudiantes en esta ciudad”, agrega.

Hoy subsisten a puro pulmón. Se sustentan gracias al sentimiento de sus integrantes y a veces cuentan con la ayuda de rifas, asados, un bono contribución y el sorteo de camisetas obsequiadas por el plantel con la firma de los jugadores. Pero a éstas se le suman otras actividades como las pruebas de jugadores locales con el objetivo de sembrar el semillero del club. “Estamos en permanente contacto con la institución, con los neuquinos que juegan en el club y decimos presente con nuestra bandera en cada presentación del león”, afirma Ramiro, quien adelantó que en abril de 2010 llegarán representantes del club para una nueva prueba.

Marcando terreno

El titular de Pinchas del Neuquén asegura que no hay un registro de socios, pero dice que es una filial grande e importante. También apunta que mantienen reuniones con pares de la provincia de Río Negro y que, cuando pueden, viajan a La Plata, Mendoza, Rosario y otras partes del país.

Cuenta que Estudiantes es parte de su vida. Es como una corazonada que cobra mayor valor cuanto más lejos se está de La Plata, porque, según cuenta, la pasión se vive con más frecuencia. “Estudiantes es una porción de nuestras vidas; es por eso que al estar tan lejos necesitamos de un espacio que nos haga sentir que estamos ahí, presentes”, expresa el titular de la filial, quien sin lugar al respiro acota: “Nos separan 1.200 kilómetros pero nos une un mismo amor, una misma familia e iguales colores. Es algo generacional. Tiene que ver con una forma de ser. Es una institución con mucho de historia pero también de pertenencia y sentimiento. Esto, en definitiva, sintetiza por qué existe Pinchas del Neuquén”, describe, con la cabeza ya puesta en el mundial de clubes.

De los Ríos se toma un minuto, pega una última pitada a su cigarrillo y pide espacio para una síntesis final: “Es importante decir que la actualidad es fruto del trabajo de quienes hoy están al frente de la institución y del equipo, pero también mucho de esto se lo debemos a Julio Alegre (N.de R. anterior presidente). Con él comenzamos una serie de éxitos que encuentran el fruto máximo en diciembre de 2006, con el Torneo Apertura, y en junio de este año cuando ganamos la Libertadores”.

En su cabeza está el presente pero no por eso se olvida del pasado. Pasado que indica que la filial ya cumplió seis años. Son 72 meses de recuerdos, emociones y lágrimas. Pero nada de ello les impide a estos neuquinos desviar la mirada de Dubai. Y hasta allí irán repletos de sueños para estar, una vez más, cerca de su Estudiantes. Un equipo que con Juan Sebastián Verón como bandera buscará ingresar a la vitrina de los grandes. Y todo es posible, porque como señaló alguna vez el maestro Eduardo Luján Manera “un gol es un partido y un partido es un campeonato”.

Por Pablo T.
Nota publicada en la revista Mística de un León

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Falta y Resto

LA MURGA DE LA DENUNCIA





Con la dictadura militar instalada en pleno corazón uruguayo y cuando a muchos de sus habitantes les habían robado parte del vocabulario, Raúl Castro se atrevió a enfrentar a los gobernates de turno y dio orígen a lo que décadas más tarde se convirtió en la murga oriental de mayor reconocimiento dentro y fuera del Uruguay: Falta y Resto.

Con humor inspirador, creativo, autocrítico y con un vozarrón inconfundible que mete miedo desde lejos, el letrista y director reconoce que en el “camino hubo momentos tristes y otros por demás alegres”. También opina que las murgas actuales no “son lo sufiecientemente críticas” con quien gobierna hoy su país (Tabaré Vazquéz), pide “conformar una enorme murga latinoamericana”, y sin preguntárselo entrega su visión del conflicto que, a su entender, desde hace unos años “divide a dos pueblos hermanos”, el de las papeleras.

En plena oscura y asesina noche de los 80, al “Flaco” se le metió en la cabeza conformar una murga que pudiera expresar lo que la dictadura pretendía callar. Así, mediante papel y lapicera en mano, meses después empezó a darle orígen a los cuplés que tiempo más tarde trasladó a los tablados de los barrios más humildes, siendo amordazados y vigilados por el totalitarismo. “Fue muy raro el comienzo porque cualquier palabra prohibida generaba rechazo, pero nosotros nunca nos frenamos y siempre le pusimos el pecho, a pesar de haber sido censurados días antes de tocar. No es casualidad el término ‘Falta y Resto’, voz del truco criollo que lo utilizás cuando parece que todo está perdido. Cuando lo único que queda es echar la falta y que sea lo que Dios quiera”, explica Castro.

Pegado a él, al igual que en cada presentación, está el “Mono” Orlando De Acosta, quien se unió a Castro y a la Falta dos años más tarde. Juntos -coinciden- compartieron más de 6.000 presentaciones y unos 25 carnavales en el Uruguay. Inseparables, son piezas fundamentales de la murga. El Mono por su simpatía y sus ocurrencias arriba del tablado (escenario). El Flaco por su letra y puño, a punto tal de haber recibido el apodo “Tintabrava”, por la profundidad de sus mensajes contestatarios.

“Somos un grupo ocurrente que siempre le encuentra sentido a las cosas de la vida, aunque hay que buscar dónde y ser inteligente con lo que se dice. El humor, entre canción y canción, es fundamental para que la gente siga lo que estamos diciendo. Pero en ese humor está la crítica, la denuncia y la censura, sucede que está bajo una forma de estructura más divertida que hace que el mensaje llegue con el mismo peso pero sea más digerible”, asiente Da Acosta.

-¿Qué tiene de espacial Argentina, país que les abre los brazos constantemente?

-(Da Acosta) Es nuestro segundo hogar. Plantar la semillita hace 11 años en lugares donde al principio concurrían a vernos 200 personas y que hoy es necesario repetir funciones para que todos puedan observar nuestras presentaciones, es una muestra del cariño que nos entregan. Pero a la vez una señal de que nuestro mensaje llega a lo profundo de los destinatarios.

-Críticos como siempre, denunciantes como desde que surgieron y defensores de los derechos humanos por costumbre, son sólo algunas de las características que los marca. Sin embargo, la actualidad es diferente, ¿consideran que están dando un giro y que sus presentaciones tienen más de show y sátira que antes?

- (Castro) Todo tiempo fue diferente. Considero que la principal característica de Falta y Resto es el cambio; constantemente vamos modificando e incorporando más creatividad. Lo único que permanece es la austeridad de recursos para logarlo, usando nuestra creatividad y las grandes voces del grupo, más allá de los arreglos corales y de la música, que por primera vez en la historia es propia. Esto es una muestra de que podés seguir siendo crítico y denunciante, sin dejar de lado que la risa y la sátira son elementos para hacer pensar en la murga. No es una risa boluda, siempre tiene un sentido y una profundidad.

- ¿Pero no se pierde un poco ese sentido original de murga al transformarse, en parte, en un producto comercial?

- (Castro) No. Al menos siempre y cuando puedas manifestar lo mismo que estás cantando en tu etapa de amateurismo o cuando pasás a ser súper profesional, como el caso de Falta y Resto. La escencia está con el público. Nuestro espectáculo no termina en los teatros, sino que continúa en los barrios. La escencia de murga no se pierde, porque como dice la letra de la falta del año 82 ‘el canto de barrio, un barrio de razón de nuestra existencia es la verdadera forma de lograr la permanencia’.

-¿Qué papel cumplen en la sociedad?

- (Castro) Falta y Resto es una gran comedia musical política. Es una comedia porque más que nunca es un momento humorístico único arriba y abajo del escenario. Es político porque se opina absolutamente de todo, sin callarse nada. Y lo es musical porque tiene todo sus ingredientes. De esta manera logramos que aquellos que vienen con una pena se vayan con una flor en el corazón.
Pero ojo, porque sigo asintiendo que el principal objetivo es influir en la sociedad para mejorarla, siempre en una actitud anti-oficialista. La murga siempre debe enfrentar al poder.


Alejados desde hace dos años de la competencia en los carnavales del Uruguay como una forma política de denunciar que el competir no es lo más importante, los dos integrantes más antigüos de Falta y Resto se consideran amantes de su tierra a la vez que manifiestan preocupación por problemas que “inundan las calles de cada uno de nuestros barrios”. Mencionan, por caso, la pasta base, que “se está comiendo juventud útil que podría ser parte de la feliz juventud uruguaya”. Y agregan: “Nos entristece la injusticia social que todavía existe a pesar del gobierno progresista; nos entristece que haya que esperar muchísimo tiempo para que el Uruguay sea un país más equitativo; pero fundamentalmente, nos entristece que sigan existiendo diferencias de carácter cultural que impiden el desarrollo de la gente como debería ser”. Pero Tintabrava no da lugar al respiro y descarga de su voz potente un mensaje esperanzador que mucho tiene que ver con su pasado: “La educación hermano”, dice, y agrega: “La educación tiene que ser el puente que solucione los problemas uruguayos y latinoamericanos. Pertenezco a una generación que peleó con diferentes métodos (políticos y hasta armados) para intentar y lograr cambiar, pero estaban todos equivocados. La solución es educar, educar desde el arte, desde la ciencia, desde lo social, desde la participación. Es por eso que hay que hacer una gran murga latinoamericana donde todos podamos participar”.

-¿Algo más los entristece?

- (Castro) El tema de las papeleras nos entristece, y mucho. No le encontramos explicaciones a un conflicto que lo único que hace es dividir dos pueblos hermanos. Además, nos pone mal porque Argentina es un lugar de trabajo donde recibimos el amor y el cariño de gente que en 11 años nunca nos hizo un apercibimiento por el tema y nunca nos dijeron tal o cual cosa por ser uruguayos; todo al contrario. Sabemos que es un tema netamente político.

Atrás, aunque no olvidados, están sus orígenes. Camino que trillaron por los actos de música popular, las cárceles, los sindicatos clandestinos, cooperativas de vivienda, y los barrios de la resistencia. La censura los perseguía y les prohíbió casi todo su repertorio. Pero siguieron en pie sumando a la gente como cómplice de la transgresión. Finalmente, años después cayó la dictadura y algunos se preguntaban qué cantará ahora la Falta y Resto. Ellos respondieron: Alerta.

Ellos son Castro y Da Acosta. El Mono y el Flaco. Viruta y Tintabrava. Como quieran llamarlos. Son tan conocidos en el Uruguay como en Argentina. Se miran y saben lo que uno está pensando del otro. Hasta coinciden en pensamientos. Para ambos el éxito tiene un mismo significado: el reconocimiento de la gente. “Nuestro éxito es que te peren por la calle, te agrdezcan la escencia y saber que nuestro mensaje trasciende fronteras”, dicen antes de empezar a producirse para inundar nuevamente los tablados argentinos con su música y su sátira denunciante. Tocarán y se irán sin decir chau ni adiós. Dirán un hasta luego, hasta el próximo carnaval…

 
Por Pablo T.
Nota publicada en el Diario El Argentino, Gualeguay, Entre Ríos.

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Adicción, el peor enemigo

EL PACO PONE EN ALERTA AL OESTE NEUQUINO

Los niños corren sin un destino seguro. Los adolescentes deambulan por las calles polvorientas sumidos en su diversión: la pelota de fútbol. Los adultos se pasan el mate de mano en mano y dialogan en cada esquina sobre la situación del barrio. Mientras tanto, las voces de algunos pobladores de Cuenca XV hacen eco en la soledad atrayendo la atención de más de uno. Hablan de la presencia en la zona de la pasta base de cocaína (PBC), o paco.

La situación enmudece a muchos, pero obliga a otros a la denuncia. Así se desarrolla la vida en uno de los barrios más nuevos de la periferia capitalina, que, inmersos en la lejanía de la urbe, vive un presente particular.

"La droga es una problemática que preocupa a las familias de la Cuenca, ya que el consumo se transformó para muchos chicos en una cosa de todos los días”, expresó una vecina del lugar, que por reserva pidió no mencionar su nombre ni apellido.

“La realidad es cruda pero cierta a la vez”, aclaró otra señora que, inmediatamente, escupió un dato no menor que con sólo escucharlo alarma y entristece: “Algunos chicos ya ingresaron al mundo del paco. Y aunque no se diga, en el barrio se consume esta ‘porquería’ con o sin mezclas”, aseguró.


La problemática recorre el cuerpo de varios pobladores de “la Cuenca” -como ellos mismos denominan al barrio-, aunque hay otros que prefieren hacer oído sordo a la situación y niegan el rumor.

En tanto, desde el servicio de Adicciones del Castro Rendón aseguran que en Neuquén no hay ingesta de esta droga porque no existen los mecanismos para producirla. Además, explicaron que traerla desde Buenos Aires no se justifica por sus bajos valores y el escaso margen de ganancia que arrojaría a los interesados importadores.

Sin embargo, Fabio Fortuna, jefe del servicio e integrante del Consejo Federal de Drogas (Cofedro), confirmó que “desde la asistencia tenemos conocimiento de que hay algunos chicos que en Neuquén han probado paco, pero por lo general estos adolescentes llegaron desde Buenos Aires o de otras provincias”. Y acotó: “En la región Patagónica no hay paco, porque no hay cocinas de clorhidrato de cocaína; acá sí se está viendo el mal llamado paco, que está hecho con restos de pasta base o restos de cocaína mezclado con pastilla. Esto lo fuman y dicen que están fumando paco”.

Lo cierto es que en el Oeste se quejan por las falta de controles y denuncian que los chicos adquieren “la porquería” por menos de 5 pesos en zonas conocidas por todos, como también “fuera de la escuela”. Y alertan de su recorrido por otros sectores.

Preocupación multiplicada

La situación también genera preocupación en las autoridades educativas de algunas instituciones de la zona. Desde el CPEM 69, su directora Patricia Varela expresó que el consumo existe desde hace tiempo y reafirmó la postura de Fortuna, al decir que en el Oeste se está consumiendo un “producto casero parecido al paco original”.

La directora coincidió con las opiniones de muchos vecinos del barrio Cuenca XV y mostró una gran inquietud debido a la ausencia de políticas de sostén hacia una problemática que se acrecienta día a día. (Ver “Faltan políticas educativas…”).

En este sentido, Varela dijo que “la situación es delicada. Debemos estar atentos a todo lo que sucede no sólo dentro de la institución sino también en los alrededores, donde ya pusimos vigilancia y realizamos controles”.

La escuela es, en parte, señalada por algunos pobladores, aunque la mayoría afirma que no se puede culpar a una institución que actúa más como contenedora que como transmisora de conocimientos, debido al grado de abandono que siente la mayoría del alumnado.

“De la existencia del paco sabemos porque muchas veces son los mismos chicos quienes nos alertan. No lo dudamos porque en el barrio -ante la lejanía y la falta de controles- hay muchos padres que venden alcohol, pastillas y también este paco trucho”, afirman desde el CPEM 69.

Diferenciación

El titular del Servicio de Adicciones del hospital Castro Rendón explicó que el paco neuquino no es el mismo producto que uno ve por los medios de comunicación consumirse en Buenos Aires, que al fumarlo sólo tarda entre 8 y 40 segundos en instalarse en el sistema nervioso central y produce un inmediato efecto de euforia que dura de 2 a 5 minutos.

“No es el mismo, aunque ello no implica que sea menos tremendo. Sabemos que no tiene la misma composición pero eso no garantiza que sea menos tóxico, debido a que no sabemos con qué pastillas lo están mezclando o con qué lo estiran. Es por ello que la situación es preocupante”, describió Fortuna, al tiempo que agregó: “El paco verdadero produce severos daños porque se usan hidrocarburos o solventes para la extracción del clorhidrato de cocaína, que son los que producen una neurotoxicidad importante con destrucción neuronal”.

Y agregó que lo que más preocupa es la edad de ingreso a las adicciones, lo que hace que hoy Neuquén tenga una paridad de 1 a 1 entre adictos al alcohol y adictos a otras sustancias.

Cercanía y lejanía

Las voces bajas hacen eco en las casas de barrio y circulan por las calles de tierra. Mientras tanto, la frase de la mujer que ratificara que “algunos chicos ya ingresaron al mundo del paco” no deja de causar estupor y tristeza.

“La situación es preocupante porque los chicos están influenciados por la televisión y experimentan todo lo que ven. Pero en este caso, la experimentación causa daños. Empiezan a causar daños neurológicos, accidentológicos y deja secuelas irreparables”, advirtió Fortuna.

“No queremos que se diga que no existe el paco porque son los mismos chicos los que nos dicen que lo están fumando y nos piden ayuda”, comentan dos vecinos de la Cuenca, mientras que un tercero, con un mate lavado y la pava ennegrecida a puro hervor agregó: “Ellos mismos quieren salir de esta tragedia y lamentablemente no encuentran las herramientas; no las tienen”.

“Hay que tomar conciencia que no hablamos de un faso, sino que estamos hablando de una mercancía con la que en meses los chicos bajan muchos kilos, no te comen, no te duermen, roban y hasta son capaces de ir más allá”, coincidieron.

Rumores. Certezas. Comentarios. Eufemismos. Todas palabras que van y vienen esquivando el zumbido del viento. Pero lo que no logra esquivarlo es la frase «algunos chicos ya ingresaron al mundo del paco. Y aunque no se diga, en el barrio se consume esta ‘porquería’ con o sin mezclas”. Preocupación latente de un barrio que comienza a notar la existencia del peor enemigo de los chicos muy cerca.

RECUADROS

# FALTAN POLÍTICAS EDUCATIVAS DE CONTENCIÓN

El consumo de sustancias prohibidas alerta a las autoridades de instituciones del Oeste capitalino. Patricia Varela, directora del CPEM 69, dijo que hay que tomar consciencia de la situación y generar políticas educativas serias que busquen atacar el origen de la problemática.

Varela afirmó que cada vez son más los jóvenes que prueban diferentes sustancias y ratificaó la presencia de «un mal llamado paco» en la zona. “Desde nuestra institución somos conscientes que circula un paco trucho y que en el barrio hay gente que lo comercializa”, denunció, al tiempo que acotó que «se sabe por lo que se menciona y por lo que los chicos comentan, pero el problema no pasa por saberlo sino por trabajar en herramientas concretas que ayuden a desterrarlas”.

La relación de los alumnos con las drogas, según la directora, comienza en el primario y se agudiza en el secundario. “En el colegio no hay casos, pero sabemos que afuera se consume”, expresó. Y agregó que ellos dialogan con los alumnos, los mantienen ocupados, les explican los problemas que ocasiona el consumo de sustancias prohibidas y realizan controles al ingreso y mientras están en el establecimiento.

Varela mostró su preocupación porque en el último tiempo las mujeres son las que más se vinculan al consumo y solicitó mayor presencia policial y que el Municipio efectúe controles en lugares donde “se sabe que se comercializan sustancias prohibidas».


 # CARRERA POR LA VIDA

Incentivados por los problemas serios con que conviven los habitantes del barrio Cuenca XV, un grupo de mujeres y un coordinador deportivo trabajan arduamente con el objetivo de que los chicos se mantengan entretenidos y alejados de los problemas del alcohol, la droga, el robo y el abandono.

Para esto trabajan semana a semana en el Salón de Usos Múltiples (SUM), ubicado en el centro del barrio, desde donde afirmaron que el objetivo del equipo es prevenir antes que sea tarde.

Es por eso que desde el SUM se llevan adelante diferentes actividades, tales como deporte, cultura, educación y un importante acompañamiento hacia los chicos y sus familias.

«Desde el SUM, tanto el grupo de mujeres como el coordinador deportivo y quienes colaboran con las tareas diarias, trabajamos para que nuestros chicos no se involucren con las malas cosas que circulan», expresó Natalia Brizuela, coordinadora, quien aclaró que el máximo objetivo del grupo es que los chicos «sean conscientes que hay otra vida mucho más linda lejos de las drogas. Buscamos la carrera de la vida por sobre la muerte”.

De esta manera, mujeres, coordinar deportivo y ayudantes trabajan día a día sin hacer bandera, pero con un fin social bien claro.


Por Pablo T.
Nota publicada en Diario La Mañana de Neuquén
27.04.2008

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Opinión
«A LOS CHILOS LES GUSTA EXPLORAR Y ES PELIGROS»

Por Fabio Fortuna (*)

A la hora de hablar de drogas debemos ser claros con la comunidad para no generar falsas expectativas o psicosis generativas, por el sólo hecho de querer encumbrar una información para que sea impactante.

Menciono esto porque cuando uno observa las encuestas realizadas por el Sedronar puede leerse que existe paco en la zona, cosa que es errónea debido a esos datos se toman de expresiones de estudiantes que no conocen la composición del paco.

En realidad sufrimos el ingreso de algunas dosis que han entrado y continúan ingresando, pero nada tiene que ver con el paco que se puede ver en el conurbano bonaerense o en Capital Federal. Es que para que el mismo producto exista acá, la provincia debería tener una cocina o laboratorio donde se procese la paste base y se obtenga clorhidrato de cocaína -la pura-; elementos que, por suerte, acá no hay.

El conocido paco bonaerense es el residuo que queda de ese proceso compuesto por cocaína, pero mucho de solventes, amoníaco y otros productos. Por lo que al fumarlo no sólo se está consumiento restos de cocaína sino que se aspiran muchos derivados de los solventes que son muy neurotóxicos y producen la mayor toxicidad. Es por eso que el paco tiene mucha adicción y destrucción, provocando a los 9 meses adelgazamiento y una destrucción neuronal muy importante.

Esto, por suerte, no ha llegado a nuestra provincia. Pero sí hay que destacar que acá los chicos mediante su exploración han llegado a consumir pasta base mezclada con cocaína o con pastillas, a lo que llaman paco. En realidad es una adaptación, la cual no deja de ser preocupante porque no conocemos qué tipo de pastillas utilizan para la mezcla.

Sabemos que se mezcla cocaína con pastillas, marihuana con cocaína y en esto de querer hacer algo parecido al paco mezclan pasta base con pastillas o cocaína.

Debemos ser conscientes que en Neuquén no estamos exentos de lo que pasa a nivel nacional y que en algún momento puede llegar. Segundo, que las características de los adolescentes es explorar, lo cual es peligroso. Y tercero, que no sabemos cuál es la verdadera mezcla que realizan.

Por lo expresado es que debemos crear consciencia en los adultos, quienes se deben la función de estar detrás de los movimientos de sus hijos. Pero también en los adolescentes, quienes tienen que saber auto-cuidarse por el bien de su salud.

* Jefe del Servicio de Adicciones del Castro Rendón e integrante del Consejo Federal de Drogas por Neuquén (Cofedro).

Nota publicada en Diario La Mañana de Neuquén
27.04.2008

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BAJA LA EDAD DE INGRESOS AL MUNDO DE LA DROGA

A la hora de hablar de sustancias prohibidas o drogas ilegales, conocido es que la Patagonia es la región donde la continuidad del consumo a lo largo de la vida es mayor con respecto a las restantes del país.
Así lo hizo saber el Sedronar en su último informe publicado a comienzo de año, donde Neuquén y Río Negro encabezan ampliamente las estadísticas.
Lo que sorprende es que se trate de un flagelo que continúa dando pasos agigantados, recorriendo la provincia a lo largo y a lo ancho, estrechando una «amistad» con un sector ignorado años atrás: lo menores.
Esta situación preocupa, pero a la vez obliga a quienes trabajan en la problemática a generar políticas de contención y a promover educación en todos los sectores de la ciudad, que por momentos parece verse desbordada.
«Cuando hablamos de Neuquén tendríamos que hacer referencia a dos cosas: el consumo de sustancias y pacientes con problemas de adicción», expresó Fabio Fortuna, jefe del Servicio de Adicciones del hospital Castro Rendón e integrante del Consejo Federal de Drogas (Cofedro), quien aseguró que hoy en la provincia el índice de adictos al consumo de alcohol es equivalente al de otras sustancias.
De todas maneras, Fortuna indicó que la mayor preocupación de las autoridades provinciales está relacionada a la baja edad con que los chicos ingresan al mundo de las drogas.
«Hay chicos de entre 16 y 17 años en tratamiento por graves problemas de adicción. Por lo que no sólo se ha emparejado el número de adictos por consumir bebidas y drogas, sino que está descendiendo la edad. Esto último genera una gran preocupación», subrayó el jefe de Adicciones del hospital regional, al tiempo que acotó: «Hoy podemos ver a nenes de entre 8 y 9 años fumando o alcoholizándose en muchas de las zonas alejadas de la capital».
La situación preocupa. Los números aumentan considerablemente año tras año. Y a ellos se le suman los reclamos de la comunidad, que comienza a notar cómo chicos y jóvenes empiezan a relacionarse con una variedad de pasta base de cocaína (PBC) en sectores del Oeste, tal el caso del barrio Cuenca XV.
Problemáticas
Fortuna también marcó diferencias entre aquellas personas que son consumistas de las que ya ingresaron a la clasificación de adictos o con problemas de adicción. E hizo hincapié en la preocupación que generan los altos índices -según las atenciones en el Servicio de Adicciones del Castro Rendón- de jóvenes que inhalan pegamento o combustibles, problemática que se acentúa en el tiempo.
«Si tomamos como base lo que vemos en las atenciones, el inhalante sigue siendo la gran problemática. Se trata de un flagelo que crece todos los años con consecuencias que alarman», aseguró.
Además, advirtió que esta situación «es delicada debido a que los hidrocarburos son tóxicos, neurotóxicos y producen una destrucción neuronal importante. Hablamos de sustancias que al ser inhaladas desde una corta edad dejan secuelas para el resto de la vida».
Fortuna explicó que siempre que se habla del consumo de estas sustancias hay que analizar un conjunto de variantes y no detenerse en una sola causa. Para él está vinculado al fácil acceso que tienen los chicos a los productos, como así también a los bajos costos. Pero la realidad demuestra que detrás del consumidor hay una realidad social cruda que deriva en tratar de encontrar respuestas a través de elementos que empeoran la situación.
«El principal consumo de inhalantes se da en zonas alejadas del centro o en los barrios más carentes de Neuquén, donde la falta de contención familiar, la no escolarización, la ausencia de recursos y los ámbitos disfuncionales predominan», expresó Fortuna, quien sin embargo explicó que no hay que caer en el lugar común de afirmar que quien no estudia o vive en un entorno familiar difícil inhala sustancias tóxicas, porque sería un grave error.
«No podemos hablar de una sola causa, sino que interviene lo individual, lo familiar, lo social, lo económico, entre otros factores de importancia», aclaró.

Lucha por delante

La problemática vista desde las estadísticas y desde la visión profesional es preocupante. La situación no es nueva, pero necesita respuestas urgentes. Años atrás era impensado que exista tal equivalencia entre adictos al alcohol y adictos a otras sustancias. Hoy dejó de serlo. Es por ello que algunos referentes aseguran que el mecanismo más óptimo y beneficioso es la capacitación.
«Siempre he mencionado que lo que tenemos que combatir no es la droga en sí, sino que es obligación capacitar a los jóvenes y otorgarles proyectos de vida saludables», expresó Esteban Bonorino, creador del Servicio de Adicciones del Castro Rendón, en el año 1977.
Y en este camino, padres, profesionales, docentes y Gobierno deben cumplir un rol esencial con el objetivo de que las generaciones venideras crezcan sanas, saludables y con visión de futuro.
Claro está que la preocupación late y cada día lo hace con más intensidad, esperando ser abordada con políticas serias que ataquen la problemática desde la raíz. Mientras tanto, el consumo se extiende y cada vez más chicos conceden una entrañable amistad con este flagelo que desde hace años transita por las calles neuquinas sin detenerse. Y hasta que no sea atacado, continuará firme con su objetivo: quedarse a vivir en la periferia por un largo tiempo.


RECUADROS

# CONTENCIÓN

La problemática de la adicción no aleja a nadie. Tal es el caso de la Asociación Civil Sueños del Sur, que trabaja con chicos que van desde los 6 hasta los 18 años sin contención.

Es que quienes están alejados de los afectos, la educación y la familia por lo general ingresan al mundo de la drogas. Así lo afirmó el coordinador general de la Asociación David Torres, quien expresó que del grupo de chicos con los que ellos trabajan -alrededor de 80- el 96% probó o prueba alguna sustancia tóxica. Aunque de inmediato aclaró que su función no es tratar las adicciones, sino que las adicciones son una circunstancia de problemas tales como el abandono, la vulnerabilidad, la ausencia de un futuro claro y la falta de contención.

«Visualizamos que las drogas ingresan a sus vidas como refugio de sus problemas», explicó Torres, quien agregó que «cuando los pibes tienen un espacio de contención saludable y un adulto referente positivo, rápidamente abandonan el uso de las drogas». Además, aclaró que todo aquel que ingresa a la institución debe respetar tres reglas básicas: no consumir, no actuar con medios violentos y no robar.

«Tenemos algunos casos de menores que, lamentablemente, han probado diferentes inhalantes, debido a que estos anulan los sentidos de frío, hambre y de despojo», aseguró Torres, quien afirmó que desde la asociación se busca contribuir por medio de un vínculo con los chicos, y desde ahí seducirlos para la vida. «Sabemos que estamos compitiendo con otro elemento que los atrae, porque la adicción conlleva a un montón de cosas de sus gustos, pero más allá del vínculo debemos lograr atraerlo», cerró.

Más allá de las expresiones, Torres dejó en claro que Sueños del Sur no busca reconocerse como una comunidad terapéutica, sino que sus abordajes es un abordaje de vida.


# INGRESOS Y ESTADÍOS

Desde el Servicio de Adicciones del Castro Rendón definieron una línea evolutiva en el consumo de sustancias de acuerdo al perfil etareo. Así se observa, por ejemplo, que la incursión en la drogadicción suele ocurrir entre los 8 y los 10 años, con la ingesta de alcohol y la adicción al cigarrillo.

En el caso de Neuquén Capital, el jefe del Servicio, Fabio Fortuna, expresó que entre los 9 y 10 años (según la zona) hay muchos que empiezan a inhalar pegamentos -como el poxirrán- y nafta.

Entre los 13 y 15 años, comienza a observarse el consumo de marihuana y la mezcla de pastillas con alcohol. Mientras que a partir de los 17 años aparece la cocaína o la droga de síntesis (éxtasis, pepas y anfetaminas). Además, para un grupo de chicos con poder adquisitivo, se instala la cocaína. Lo que sí atraviesa todos los sectores es el alcohol.

El jefe de Adicciones relaciona el consumo con el inicio de las salidas a los boliches. Además explicó que, en el caso de los inhalantes «están tan difundidos entre la población que ni siquiera hace falta comprarlos. Los niños prácticamente no necesitan plata, van a la esquina y fuman gratis», dijo el jefe de Adicciones.

Por Pablo T.
Nota publicada en el Diario La Mañana de Neuquén
28.04.2008
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Opinión

DEBEMOS ALLANARLE EL CAMINO A LOS JÓVENES
 
Por Esteban Bonorino (*)
 
El consumo de sustancias prohibidas en Neuquén no es muy distinto al del resto del país, pero nos preocupa porque se observa un gran crecimiento con el correr de los años en forma no menor.

Sin ir más lejos, las encuestas realizadas en 2001 y en 2005 nos muestran que se duplicó la cantidad de chicos que usan marihuana y cocaína, por lo que haciendo una proyección deberíamos decir que en la actualidad seguramente estaría nuevamente duplicado, con lo cual es aún más grande la preocupación.

Cuando nos tocó hacer las encuestas en aquellas oportunidades observamos que existía una relación directa entre proyecto de vida y consumo de drogas, lo cual es altamente preocupante, sumado a los índices de deserción educativa que hay en la actualidad.

Este punto también es preocupante porque todavía existe la creencia de que la marihuana es una droga light, que no produce dependencia, que no es cancerígena y que es menos perjudicial que el tabaco, y acá falla la alarma social, donde el entorno familiar se muestra en permanente ausencia.

A esto se le suma la idea de algunos legisladores de despenalizar el uso y tenencia de la marihuana. Una medida de este tipo haría crecer de manera agigantada el consumo de marihuana y a quienes trabajamos en la materia nos genera una profunda preocupación.

Siempre he dicho que lo que tenemos que combatir no es la droga en sí, sino que la mayor preocupación es capacitar a la juventud y darles proyectos de vida saludables con el objetivo de que no tengan necesidad de consumir.

Drogas existirán siempre, pero el secreto está en encontrar las herramientas necesarias para que los jóvenes puedan crecer sanos y con proyectos de vida para no recurrir a ella. La droga no es mala, sino que lo malo es su uso. Y en esta lucha todos somos responsables, la mayor responsabilidad le compete al Gobierno y a las estructuras gubernamentales, directamente relacionadas con esto. Pero que quede en claro que nadie debe alejar la vista de la problemática y es necesario trabajar para allanarles el camino a los jóvenes, quienes necesitan un crecimiento sano y saludable.

(*) Creador del Servicio de Adicciones del Castro Rendón en 1977 y representante durante 15 años en el Consejo Federal de Drogas.

28.04.2008

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