sábado, 21 de agosto de 2010

UN DÍA PARA BORRAR

Hoy es un día triste. Los autos no circulan. Las plantas no transmiten movimiento. Los pájaros decidieron callarse. La mente se bloqueó. Los ojos prefieren no ver. Los oídos están cerrados. Y el corazón late lentamente. Como sabiendo que algo raro lo invade. Como si estuviese durmiendo.
No es ésta la primera vez que se comporta de manera similar. Pero sí diferente. Y lo hace porque la ocasión lo empuja a mermar su marcha. ¡Pensar que horas atrás funcionaba a un ritmo desconocido, sorprendente! ¡Pensar que días atrás tenia tiempo hasta para ponerle música a su pulso! ¡Pensar que hasta hace no mucho estaba unido y era hermoso sentirlo palpitar en complemento! Pensar…
La jonada sigue inmóvil. El corazón aún la acompaña a su manera. Como si supiera que algo raro lo imavade. Como si estuviese durmiendo. Y ojalá así fuese, para que al despertar vuelva a funcionar como ambos lo conocemos. Con latidos tan nítidos que transmiten una música especial.

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