Deporte

UN PUÑAL EN EL CORAZÓN

La forma en que echaron al último ídolo riverplatense, Arnaldo Ariel Ortega, genera, en pirmer lugar, tristiza. Mucha tristeza. Después, algunos más otros menos desprenderán un sinnúmero de sentimientos hacia el crack jujeño, quien durante años logró hacernos felices partido tras partido. A quien no sienta nada de esto debo decirle, y perdón por mi atrpello, que los colores no le pertenecen.
La ida del Burrito, la segunda en menos de 4 años con igual descenlace, vuelve a vaciarnos parte del corazón, el de la alegría. Pero esta vez nos sentimos estafados. Porque el que encabeza esta determinación es ni más ni menos que Daniel Alberto Passarella, su padre futbolísitco y presidente del club.
A ello se le sumó la complicidad de Juan José López, quien decidió no tenerlo en cuenta por cuentiones "futbolísitcas e indisciplinarias". La primera razón inentendible. La segunda discutible. Lo cierto es que hoy el máximo ídolo del presente de la institución se fue por la puerta de atrás. Como tantos otros buenos jugadores. Lo peor es que se va echado por un técnico que ya nos había clavado un puñal al usar la azul y amarillo. Ahora, muchos años después, vuelve a clavarnos otro. Esta vez más profunco. Sin retorno. Mortal.
Sé que para el hincha Ariel está. Y con el hincha no se juega. El Burrito se queda en River. No se fue. Seguirá presente domingo a domingo en medio de la multitud, con la banda roja cruzándole el pecho. Porque Ariel debe jugar en River, sólo en River. Así lo entiendo yo.

Por Pablo T.
06-01-2011

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ARRANCA UN SEMESTRE ESPERANZADOR

Con varias caras nuevas -tras un esfuerzo de la dirigencia- y con una parcialidad que agotó las entradas del Monumental, River comienza en horas a transitar un semestre atípico e inimaginable para el club más ganador del fútbol argentino.
Tigre será el primer escollo para los dirigidos por Ángel Cappa, quien contará con 7 de los 8 refuerzos (4 desde el arranque y 3 en el banco) para empezar a devolverle al hincha el estilo futbolísitco que lo tiene acostumbrado: buen juego, con toque, goles y triunfos.
La respuesta de los simpatizantes no sorprende, dado que desde hace cuatro temporadas es la que más acompaña a su equipo. Y en este campeonato promete estar presente más que nunca. Poque los jugadores necesitan de ellos. Porque Daniel Passarella cumplió con los pedidos del entrenador. Porque hay equipo. Porque vuelven a juntarse los tres abanderados del último título: Carrizo, Buonanotte y Ortega. Pero sobre todo, porque para la gente de River es una sana costumbre.

Por Pablo T.
08-08-2010

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EL REGRESO ESPERADO
Verlo en la cancha siempre genera un cosquilleo especial. Pero observarlo con la banda roja es una sensación indescriptible. El partido de pretemporada en Canadá marcará su cuarto regreso al club que lo vio nacer y que lo idolatró desde el 14 de diciembre de 1991, cuando sus gambetas, goles, destellos y pinceladas estamparon una sonrisa en los simpatizantes millonarios. La misma que perdura, a pesar de los años.
Hablamos del último ídolo del hincha riverplatense. De ese jugador que ha manifestado hasta el artazgo sentirse completo mientras permanece en River. De esa persona que ama y se siente amado por la camiseta más pesada del fútbol argentino. De Arnaldo Ariel Ortega. El burrito. El superpoderoso. El idolo que vuelve, a pesar de no haberse ido nunca del corazón más ganador de este país.

Por Pablo T.
24.07.2009

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MAGIA INTACTA

Su insistencia no era ninguna joda. Estaba en condiciones de ponerse la camiseta de sus amores y salir a la cancha a jugar como sabe y le gusta, para demostrarle a quiénes dudaban de él que su magia sigue intacta. Como desde su nacimiento. Y no defraudó.

“Me pongo esta camiseta y se me incorpora un don extra, algo muy especial”, declaró Ariel Ortega luego del cuarto debut en River. Y quedó demostrado durante sus 60 minutos jugados en Edmonton, Canadá. Los suficientes para hacer sonreír a la pelota y para devolverle una alegría a millones de hinchas que siguieron cada uno de los pasos de su ídolo desde Argentina. Esos que gritaron la vaselina como un gol de campeonato. Como hacia tiempo no se los veía festejar. Esos que se abrazaron al televisor. A su ídolo. Al que regresó a Nuñez para devolverle vida a un desconocido equipo que no encuentra vuelo futbolístico.

“Amo estos colores. Besé el escudo porque soy hincha de River y me sale del alma. Sin esta camiseta no puedo vivir, la siento parte de mí”, declaró instantes más tarde de devolverle el latido a una banda que lo extrañaba. Tanto como sus hinchas.

Gracias. Gracias por ser el estandarte actual de este club. Por matarte por los colores. Por no perder la magia. Pero por sobre todo, por jugar al fútbol que nos gusta y tanto nos caracteriza mamamos y tratar a la pelota como se la debe. Como te enseñaron en el semillero. Como a vos te gusta.

Por Pablo T.
29.07.2009